Hace mucho tiempo que me viene apeteciendo retomar las recetas que hacía mi madre cuando era pequeña. Ya empecé con los buñuelos de bacalao y a raíz de hacerlos, me apetecía horrores hacer unos buñuelos de viento. El problema, que no me atrevía.
Un día en casa de mi madre le pedí la receta y me la dió, no sin antes advertirme de que el truco de estos buñuelos es echar la harina cuando el agua hierve a borbotones, sino la masa no sale bien.
Y por fin, me armé de valor y los preparé. Me salieron igualitos a como yo los recuerdo y además son muy fáciles y rápidos de hacer.
No será la última vez que los prepare, la verdad.
Si os animáis a hacerlos, ya me contaréis que tal.
Ingredientes:
1 Vaso de Agua
1 Vaso de Harina
50 g de mantequilla
3 huevos
1 sobre de levadura de repostería
1 pellizco de sal
1 cucharadita de azúcar
AOVE
Azúcar y canela para cubrir los buñuelos
Elaboración:
Poner el agua en un cazo junto con la mantequilla, la sal y el azúcar. Cuando el agua hierva a borbotones, añadir la harina de golpe y mezclar todo muy bien. Hay que trabajar bien la masa para que quede sin grumos.
Añadir la levadura y un huevo y mezclar bien hasta que quede totalmente integrado. Continuar añadiendo los otros dos huevos de uno en uno e integrarlos bien antes de echar el siguiente.
Dejar reposar la masa una media hora.
Poner al fuego una sartén con AOVE. Cuando esté bien caliente el azúcar, con ayuda de dos cucharitas ir echando pegotes de la masa. Cuando estén echos de un lado dar la vuelta para que se fría el otro.
Cuando estén dorados, retirar a un plato en el que habremos puesto papel de cocina, así absorverá el aceite sobrante.
Embadurnar bien con azúcar y canela.